La nueva normalidad, el concepto que Sánchez dejó sobre la mesa tras anunciar las diferentes fases del desconfinamiento, tiene muchas semejanzas con el mundo que se describe en mi primer libro: Ozaru, en busca de la libertad
La nueva normalidad, que tanto debate ha traído en la última semana, no acaba de ser más que la sociedad en la que nos encontraremos cuando todo esto pase. Si alguien cree que, tras parar dos meses, una economía tan precaria, en un país tan dependiente del turismo y el ocio y con un virus rondando que solo nos llena de incertidumbre a una escala mundial, todo volverá a la normalidad como sin nada, está muy equivocado. Es por ello por lo que creo, aunque no me gusta, que toca asimilar que llegará esta nueva normalidad y tras analizarlo un poco, tiene demasiadas similitudes con Ozaru, en busca de la libertad.
Covid y Ozaru nos es la primera vez que lo unimos aquí, de hecho, en el post: COVID-19, evidenciando nuestras carencias ya hablamos de algunos paralelismos que había entre el Covid y Ozaru, en busca de la libertad. Pero con el paso del tiempo y entrando más en profundidad a analizar la nueva normalidad, empieza a asustar dichos paralelismos y hasta me llego a preguntar, hasta que punto esta pandemia está haciendo spoiler de buena parte de mi libro.
En Ozaru, en busca de la libertad, mi primer libro y que da nombre a este blog, nos trasladamos a 2028 y el protagonista nos describe su camino desde 2018 hasta llegar a vivir en un pueblo perdido en el pirineo catalán, Solanell. Como se lo planteó, como decidió dar el paso, como ha ido evolucionando su vida y como ha ido cambiando el mundo durante esos años, todo contado en un podcast bimensual dentro del libro. Es aquí donde parece que la nueva normalidad se mezcla con ese nuevo mundo de 2028 que nos describe el protagonista de mi libro. Sin entrar en hacer mucho spoiler, buscaremos destacar todos esos paralelismos que comentamos.
En la nueva normalidad y debido a la precaria situación que había en muchísimas familias antes de la pandemia, la crisis que se prevé va a dejar tres mundos muy diferenciados y tras otra crisis, la diferencia entre ellos no parará de crecer. Intuyo un sector de la sociedad muy amplia, más amplia tras la pandemia, de familias que pese a dedicar muchas horas a trabajar o años en formarse, o bien no pueden trabajar o el trabajo es tan precario que a penas da para vivir. Siempre teniendo que trampear para poder seguir adelante y muy alejado de tener seguridad.
También intuyo un sector, que habrá podido conservar su trabajo y sus condiciones laborales, pero que el entorno tampoco le ayudará a poder mejorar mucho sus expectativas a largo plazo. Ya sea por la falta de posibilidades y limitaciones de esa nueva normalidad o por tener que dedicarse a compartir con miembros de la familia que se hayan visto arroyados por la pandemia. Algo parecido a lo que pasó con los jubilados en la anterior crisis, volviendo a acoger a sus hijos y sus familias en sus casas y renunciando a buena parte de su pensión.
Para acabar, intuyo que siempre habrá un grupo que saldrá beneficiado, como se suele decir: en rio revuelto, ganancia de pescadores. En algunas ocasiones de manera fortuita y debido a ciertas casualidades y otras veces pisoteando al resto y demostrando poca solidaridad con sus vecinos.
A parte de tres mundos diferenciados, también vemos que esta nueva normalidad nos trae una sociedad con mascarillas. De momento obligadas para el transporte público y aconsejables para salir a la calle, tocará ver como evoluciona. Sea como sea, afectará a la seguridad y libertad de las personas, ya sea por no poder identificar a gente o perder intimidad en los datos para garantizar esta seguridad perdida.
Otro aspecto que afecta mucho a España y que también tocará estar atento a como evoluciona, es el turismo. Parece que la globalización ha muerto de éxito y si los viajes se cuestionaban antes de la pandemia en la lucha para erradicar el cambio climático, ahora se cuestionaran todas las medidas. Hay aerolíneas que ya dicen que si nos es al 100% de su capacidad no volarán, muchas son determinantes para la viabilidad de muchos aeropuertos y subirá el coste de los vuelos o se subvencionaran con dinero público. Sea como sea, el turismo y la manera de viajar, cambiará de manera drástica.
Estos tres aspectos comentados de la nueva normalidad comparten detalles con el mundo de 2028 que plantea en Ozaru, en busca de la libertad. También hay tres mundos claramente marcados, también se plantea una sociedad llena de mascarillas y también hay problemas para viajar. Obviamente que hay un montón de diferencias en los motivos que lleva a todo ello, pero es curioso como una distopía, que podría parecer exagerada y que tenía la intención de servir de aviso del abismo al que íbamos como sociedad, parece que se haya anticipado ocho años.
Pero bueno, veremos como evoluciona todo y como comentamos en el post Sant Jordi 2020, un Sant Jordi empañado, empezamos a encarar esta nueva normalidad poco a poco. Que podamos empezar a salir, que se vaya reactivando la actividad y pueda salir Ozaru, en busca de la libertad, para que podamos seguir buscando esos paralelismos.
Un comentario sobre “La nueva normalidad tras el Covid-19, muy cerca de Ozaru”